9 de julio: La verdadera independencia

«Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y Él enderezará tus veredas» (Proverbios 3: 5, 6).

Hace unos dieciocho años que me despidieron del último trabajo que tuve en relación de dependencia. Y creo que fue una de las mejores cosas que me pasó. A partir de allí comenzó el sueño de forjar la agencia propia.

Cuando transcurrió el primer mes de encontrarme con mi esposa en la aventura de andar solos nuestro propio camino laboral, en noviembre de 2005, con solamente dos clientes a quienes trabajar la difusión, nos miramos y dijimos (o lo pensamos, ya no recuerdo): “¿Será así siempre?”. Acostumbrados al “salario seguro a fin de mes”, no nos imaginábamos la vida trabajando para comer, viviendo el día a día. Pero decidimos empezar a navegar en el mar providencial de Dios. Otra no nos quedaba. A los 30 y tantos años ya se nos consideraba viejos para ser tomados en cualquier trabajo. Tal vez Dios tuvo que llevarnos al extremo para que dejemos de apoyarnos en aquella percepción de seguridad que daba un sueldo fijo y así empezar a experimentar la verdadera sensación de vivir dependiendo de Él. Pasaron dos meses, seis meses, un año, dos, tres y casi sin darnos cuenta, en poco tiempo éramos padres de dos hermosos hijos.

En el medio, vivimos experiencias que no nos imaginábamos años antes, ni en lo personal ni en lo profesional. Experiencias buenas y de las otras, pero siempre nos quedamos con las primeras. Aunque con las otras también crecimos y aprendimos. No es todo color de rosa, también hay espinas. Hubo desiertos que cruzar, crisis que afrontar; pero seguimos aquí.

Hoy, a dieciocho años de aquella decisión que, de las laborales, fue la mejor que hemos tomado en nuestras vidas, podemos decir que Dios es fiel. Que, a pesar de cualquier inestabilidad económica, social o laboral, Él nunca nos hizo faltar nada. Que cuando sucedieron los peores momentos, nos hemos atrevido a ir a contramano de lo que hubiese dictado la cordura, y Dios nos respaldó. Sólo porque confiamos en Él. No se trata de hacer locuras así porque sí, ni para demostrar nada. Se trata de creer. Y nosotros creímos. Y creemos.

Ya llevamos dieciocho años de la Agencia Sileo&Sileo. Dieciocho años promocionando a gente que pone el nombre de Dios en alto a través de su arte, de su profesión o de su oficio. Dieciocho años en los que jamás hicimos un aviso publicitario porque nuestro trabajo habla por sí sólo y porque vivimos de ser recomendados por quienes pasaron por nuestra agencia. Dieciocho años en los que decidimos depender de Dios, más allá de los pronósticos desalentadores que nos decían que “si no teníamos un trabajo firme y con un sueldo seguro, no íbamos a subsistir”.

Por eso, cada 9 de Julio, Día de la Independencia en la Argentina, es recurrente esa frase que pongo en mis redes sociales, y la quiero repetir hoy: “Logramos nuestra verdadera independencia cuando empezamos a depender de Dios”.

“Señor, gracias por tu fidelidad. Gracias por enseñarnos que tú eres nuestro proveedor, el que no permite que se nos caiga un cabello sin tu consentimiento. El que tiene el control de toda nuestra vida, incluso de nuestra economía. Gracias porque nunca avergüenzas a tus hijos. Ayúdanos a seguir reconociéndote en todos nuestros proyectos, sabiendo que Tú enderezarás nuestras veredas”.



Damián Sileo

Periodista argentino. Con más de 30 años de trayectoria en los medios cristianos de comunicación social. Autor del libro «El rock y el pop en la iglesia». Fundador de la Unión de Comunicadores Cristianos de la Argentina.
Es editor de VidaCristiana.com