En apenas dos meses de 2024, ya se han producido muchos ataques terroristas hacia cristianos en Cabo Delgado y alrededores. La violencia contra los cristianos no se detiene en los países musulmanes.
Hace tan sólo un mes, el pasado 12 de febrero se produjo un ataque terrorista en la ciudad portuaria de Mazeze (la capital de la provincia de Cabo Delgado) que acabó con el incendio de la iglesia y dependencias de la Congregación de las Hermanas Misioneras de Nuestra Señora de África. Un hospital y un mercado también fueron destruidos por este grupo terrorista asociado a ISIS, al igual que muchos otros atacando actualmente en Mozambique (país número 39 en la Lista Mundial de la Persecución 2024).
Según la organización católica Ayuda a la Iglesia Necesitada, el 9 de febrero tres comunidades de Cabo Delgado fueron asaltadas por radicales de Estado Islámico, quienes asesinaron y secuestraron a un número desconocido de personas y provocaron la huida de otros cientos.
Los colaboradores del ministerio Puertas Abiertas hablaron con el pastor Mario* hace poco, el líder de una de las iglesias de la región. “Esa es la situación actual de la Iglesia en Mozambique, sobre todo aquí en el norte”, explicó. “En nuestro país, los cristianos sufren mucha persecución, muchas personas creyentes son violadas o asesinadas, y numerosas iglesias y hogares son destruidos”.
“Recientemente, los terroristas islámicos lanzaron una advertencia a la población cristiana para que se convirtiera al islam. Cinco cristianos que volvían de salir a cazar fueron atacados el 31 de enero. Un joven fue secuestrado cuando intentaba defender a su padre, que acabó decapitado”, comentó.
Los otros tres hijos consiguieron escapar e informar a las autoridades locales, iniciando una búsqueda que condujo al hallazgo del cadáver del padre. El hijo secuestrado sigue con paradero desconocido.
El 27 de enero se produjo otro ataque. Unos militares asaltaron a tres cristianos desplazados en el pueblo de Pulo cuando volvían de trabajar. “Nos atacaron siete terroristas”, recuerda uno de los supervivientes. “Nos preguntaron si habíamos visto a algún policía o militar, y respondimos que no. Entonces uno de ellos se acercó y dijo: ‘Que cada uno diga cuál es su religión’. Supieron que éramos cristianos, sin que dijéramos una sola palabra. Tuvimos que salir corriendo”.
“Hacemos un llamamiento a Mozambique y a sus colaboradores internacionales para que reconozcan la magnitud y gravedad de la situación en el norte del país y, al mismo tiempo, trabajen con transparencia y diligencia para abordar el problema de la violencia desde la raíz por medios militares y no militares”, demanda Joshua Williams, director de la labor de Puertas Abiertas en África Subsahariana. “La situación en el norte de Mozambique va camino de desestabilizar la región en general y romper la cohesión entre personas de diferentes religiones”.
*Se lo llama así para preservar su identidad.
Fuente: Puertas Abiertas